Parashat Noaj 6:9-11:32

Congregación B´nei Israel, Costa Rica


"Estas son las generaciones de Nóaj, Nóaj, hombre justo entre los hombres de su tiempo; Nóaj caminaba con Dios (Gén. 6:9)."

 

Este versículo inicial de nuestra parashá ha provocado un continuo debate sobre la personalidad un tanto ambigua de Nóaj.

Dos puntos de este versículo dan lugar a la lectura del Midrash.  En primer lugar, porque el texto precisa que Nóaj era un hombre justo “entre los hombres de su tiempo”.  ¿Cómo debemos entender esta frase aparentemente superflua?

Mientras que algunos rabinos tratan de explicar esta precisión en beneficio de Nóaj diciendo que si había sido justo en su generación, en la cual predominaban los malhechores, tanto más justo hubiera sido entre los justos de generaciones posteriores, otros hacen una lectura radicalmente opuesta.  Dado que la gente era tan abominable y malvada en la generación de Nóaj, Nóaj, comparativamente hablando, era un individuo justo.  Era, por así decirlo, el tuerto en un país de ciegos.  Así que a lo mejor mostró una pizca de bondad más que los otros seres humanos.  Puede haber sido considerado y justo en su tiempo, pero si hubiera vivido más tarde, habría sido considerado un individuo nada excepcional.

En segundo lugar, el versículo plantea otra idea interesante: que “Nóaj caminaba con Dios”.  Clara evidencia de esto es que construyó el arca según lo que Dios le dictaba; le dio las instrucciones palabra por palabra, detalle por detalle, mientras se preparaba para el diluvio.  Nóaj siguió el dictado de Dios metódicamente, con un comportamiento casi de autómata, aparentemente incapaz de ser proactivo o de tomar una decisión por sí mismo.  Siempre en silencio, sigue las instrucciones y camina con Dios.

De Abraham, sin embargo, la Torá dice: “anda delante de Mí” (Gén.17:1)  En otras palabras, Abraham era capaz de abrirse su propio camino.  Amén de confiar en el Creador, era capaz de reconocer con profunda claridad las dimensiones buenas, morales y éticas en este mundo.  Y así nuestro antepasado Abraham pudo avanzar en su camino espiritual, para trascender a todos los pueblos de la tierra.

Los sabios comparan esta situación con un rey que tenía dos hijos.  Al más joven le dice: “Toma mi mano y anda conmigo”, mientras que al mayor le dice: “Anda delante mi”.

Tal vez esta doble expresión expresa dos tipos de personalidad religiosa. Uno lleva una vida reglada por tradiciones y convenciones y, en base a su fe, trata de conservar la herencia espiritual junto a otras personas que se cobijan en su arca personal.  El otro es pionero del espíritu y, como Abraham, visualiza nuevos horizontes, confrontando nuevas realidades y explorando nuevas posibilidades religiosas.

En la tipología de Ajad Haam, en su clásico ensayo “Kohen beNavi”, el cohen (sacerdote) es el conservador por excelencia, que ampara a su pueblo bajo la protección de su arca (el templo).  El profeta, en cambio, es el avanzado de la aventura espiritual cuyo límite es el cielo; representa la celebración de la libertad humana.

Ambas orientaciones son necesarias, pues en la tensión dialéctica entre ellas, podemos todos encontrar un arca de apoyo religioso y una reconfortante inspiracion de vida.

Rabino Daniel A. Kripper

Beth Israel Aruba


Viaja a Israel desde Madrid por El-AL